sábado, 24 de septiembre de 2011

Aguachica, tierra de brujas y esperanzas


Dos hombres arrían bestias mientras fuman tabaco. Es de noche y por eso en el horizonte no se ve más que un vacío oscuro. De pronto las bestias reaccionan ante una luz que se ve en la oscuridad, los dos arrieros se acercan y ven un ataúd donde una mujer descansa rodeada de velones. ‘No la toque’, advierte uno al otro, ‘esa es una bruja de Aguachica.
Aguachica desde su fundación fue un criadero de esperanzas para migrantes tolimenses, antiqueños, santandereanos y de la costa atlántica. Este municipio emprendedor siempre ha ofrecido un futuro próspero a los que emigran allí. Hoy Aguachica es considerado el segundo municipio en importancia en el Cesar.
Está ubicado en el sur del departamento a 301 km de Valledupar. El edecán del libertador Simón Bolívar dio una frase de añoranza, como un bautismo histórico, para este municipio: “pernoctamos en la miserable aldea de Aguachica”, anotó. Aguachica en épocas del libertador no era más que un pueblo de casas de palma cercano al entonces Puerto Real, más tarde Puerto Nacional, punto crucial para el paso de mercancías que llegaban al interior del país.
El municipio está enclavado en un lugar rico en fauna y flora. Tiene parques naturales como el Bosque El Agüil ubicado en la parte norte de Aguachica y considerado uno de los espacios naturales más bellos del Cesar. Su nombre se debe a que en él nacen aguas producidas por manantiales ocultos ye encierra en 13 hectáreas ceibas, cedros, yarumos, cucharos, guamos, entre otros tipo de árboles.
El pueblo es bañado por los ríos Magdalena y Lebrieja donde caimanes, babillas, ranas, y la tortuga morrocoy son los animales más representativos. Inclusive, en la plaza principal de Aguachica hay un monumento a esta tortuga de patas rojas.
Esta plaza principal se llama Plaza de San Roque, patrono del pueblo. Aguachica celebra las fiestas patronales en Agosto. En mayo también la gente del pueblo sube al Mirador Turístico El Cerro de la Cruz en la fiesta de la Santa Cruz. Pero, los aguachiquenses no sólo celebran fiestas religiosas. En febrero es el carnaval y los fines de semana el paseo a El Balneario del Noream y Buturama es muy usual.
El territorio es rico en tradición oral, por eso es poco lo que se conoce de la historia oficial del municipio y las historias se han convertido en leyendas que aún permanecen vivas. Como aquella del entonces dueño de las tierras donde se fundó el pueblo, Don Antón García de Bonilla. Cuenta la leyenda que el español incumplió una promesa a Santa Rita, por avaro y por mujeriego y está condenado a salir por las noches en un caballo grande de color negro, con su indumentaria castellana y fumando un tabaco tan largo que parece un rejo. Algunos creen que estas apariciones señalan sitios donde él enterró tesoros.
También la historia de la llorona, una mujer que perdió a sus hijos y se escucha su llanto desconsolado por las noches. O el Zángano un animal peludo de cuatro patas, con un solo ojo verde y ponzoña gurbia. Dicen que en el pueblo se ven aruños que deja este animal en las paredes con un pestilente olor a Bay Rum. Pero las favoritas del pueblo, y las más creíbles son las leyendas de las brujas. La gente teme andar por los caminos de noche, y sobre todo en cercanías a Aguachica en el lugar llamado Caño del Cristo, pues dicen que allí los viernes las brujas hacen sus reuniones con Lucifer.
“No la toque que es una bruja de Aguachica¨, advirtió uno de los arrieros. Uno decidió clavarle un machetazo en una pierna, de donde empezó a brotar sangre en cantidades inimaginables. Varios días después se enteraron que Angustia Rincón, de quien se decía era bruja arbórea y hechicera, tenía una herida enconada en su pie izquierdo. Hasta el día de hoy Aguachica sigue siendo un pueblo supersticioso muy aferrado a su religión y el criadero de esperanzas que fue desde su fundación.
José Báez G.

2 comentarios:

  1. esto no es lo que yo busco no sirve para nada

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  2. no se ven las imágenes el que iso esto déjeme decirle que lo ise pesimoo

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